En 1989 los Ramones buscaban un nuevo bajista. ¿Cómo conseguiste ese codiciado trabajo?

En ese momento estaba tocando en otra banda, con Mickey, el hermano de Joey Ramone. Por suerte, Mickey me dijo que ese día había una audición oficial. En ese entonces, los Ramones habían puesto un anuncio en una revista local. Así que tomé mi bajo, manejé hasta Manhattan y fui al estudio. Fui el primer candidato en llegar. Cuando escuché que el ensayo empezaba a las 5p.m., me esforcé para estar a las cinco menos cuarto.

¿Cómo fue la audición?

Primero conocí a Johnny Ramone. Le di la mano y le dije: “Es un gran honor para mi. Soy un gran fan de los Ramones”. El dijo: “Está bien. ¿Qué canciones puedes tocar? Elegí “I wanna be sedated” y la tocamos con Marky una vez. Después Johnny me hizo algunas preguntas sobre qué bandas me gustaban y con qué frecuencia había visto a los Ramones. Luego volvimos a tocar la misma canción y en ese momento entró Joey. Su hermano ya le había dicho que yo iba a ir.

¿A demás de vos, cuántos bajistas más querían el trabajo?

Más adelante, supe por Johnny que habían probado a 70 músicos. Marky dijo que fueron 40. Probablemente fueron 50 o 60. Después de la primera vez, tuve que participar en unas cuantas sesiones más, en las que tocamos otras canciones. Todo el proceso duró dos meses. Antes y después de los ensayos, traté de ver a mis innumerables competidores, pero nunca lo conseguí. Cuando finalmente fui parte de la banda, Johnny me dijo que sólo dos personas habían llegado a un segundo ensayo: Phil Caivano de Monster Magnet y yo.

¿Cómo supiste finalmente que los Ramones te habían elegido?

En ese momento estaba reclutado por los marines estadounidenses. Como me quedé más tiempo del que me permitían para estar en todas las audiciones, terminé en la cárcel. Casualmente, en la primera noche en prisión, recibí una llamada de Johnny. El dijo: “¿Cómo estás?” Yo dije: “Tengo que quedarme en una celda dos meses, cuando terminen dejaré esto.” Y Johnny dijo: “Está bien, tomate el tiempo que necesites y cuando salgas, tienes trabajo!”.

Tu verdadero nombre es Christopher Joseph Ward. Cuando ingresaste a los Ramones, debiste tomar su apellido. ¿Cómo se manejó eso?

Esa fue una de las primeras cosas de las que hablamos. Cuando llegué a mi primer ensayo, Johnny me dijo que ahora tenía que elegir un nombre de Ramone. Todos nos quedamos en la sala y pensamos nombres divertidos. Arturo Vega, el director artístico, vio entonces que todavía llevaba mi placa de identificación de los Marines con la firma: “CJ Ward”. Primero tuvo la idea de llamarme “Cee Jay”, similar a Dee Dee, de quien heredé el puesto de bajista. Al final quedó el nombre con las dos letras y CJ Ward se convirtió en CJ Ramone.

¿Cómo respondiste a la pregunta de Johnny? ¿Qué bandas te habían influenciado musicalmente hasta ese momento?

Escuché la primera ola punk, como Iggy & The Stooges y MC5. De las bandas de punk posteriores, siempre me gustaron The Clash, The Damned, Sex Pistols, Black Flag y The Dickies. Pero en realidad fui más del Heavy Metal. Cuando era niño escuchaba muchas bandas de metal, Iron Maiden, Judas Priest, Black Sabath, etc. Se puede decir que soy un gran fanático de la música en general. También me gusta la música country tradicional de Johnny Cash, Hank Williams y Patsy Cline. Sin embargo, si tocas en una banda punk, los fans suelen no querer escuchar eso de ti.

Lo especial de los Ramones fue que no sólo fueron punk-rockers a los shows, sino también fanáticos del metal, etc. ¿Cómo viviste eso?

Siempre fue difícil encasillar a los Ramones en un género determinado. Mucha gente sólo entiende al punk como la variante inglesa o europea: con crestas, muy político. El punk rock en Nueva York era completamente diferente. Siempre he visto a los Ramones como una banda de rock’n’roll con actitud punk. Si son juzgados por las estándares europeos, lo más probable es que fueran streetpunks. No les importaba nada y estaban todo el tiempo enojados.

Cuando uno es Fan de una banda, tiene cierta expectativa de sus héroes. ¿Qué tan cercano fue el contacto con los otros músicos?

Johnny se volvió muy importante para mi. Con Joey fue más que eso, nos hicimos amigos de verdad. Íbamos juntos a recitales, hablamos mucho e hicimos música juntos. Johnny fue más como un mentor, maestro o una figura paterna, lo que sea, no fue fácil.

¿Fueron tus héroes lo que esperabas?

Cuando empecé a tocar con ellos, estaba seguro de que sería miembro de una pandilla. Siempre los había visto como un grupo unido y cerrado. Pero rápidamente me di cuenta de que Johnny y Joey no se hablaban. No sabía por qué, pero me imaginé que habían estado durante tantos años juntos de gira y ya no se podían ver las caras. Me tomó un tiempo descubrir que ambos habían estado enamorados de la misma mujer y que Johnny se casó con ella. Si, todo fue un poco diferente de lo que había imaginado.

En vivo en el primer concierto de cierre en Düsseldorf el 11 de octubre de 2013

Foto Gregor Fischer

Aún así: ¿Tuviste que pellizcarte alguna vez?

Los shows y viajar por el mundo fueron increíbles. Cuando estábamos tocando las últimas canciones de nuestro último concierto, miré a la derecha y vi a Joey y a Johnny. Y me dije: ¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo sucedió que yo, un simple fan del público, subí al escenario? Nunca perdí el sentimiento por la banda con la que crecí. Era como en cualquier otra familia. Uno se lleva mejor con unos que con otros. De todos modos el final no fue tan malo como se ha escrito últimamente en algunos libros.

Como nuevo miembro, trajiste nueva energía a la banda. ¿Cuándo comenzaste a contribuir con tus propias canciones?

Escribí un par de canciones para “Mondo Bizarro” y se las mostré a Johnny. Él dijo: “No escribas canciones de Ramones, sólo escribe buenas canciones”. Al principio me esforcé mucho por copiar su estilo. Después de “Mondo Bizarro” siguió nuestro disco de covers de los años sesenta “Acid Eaters” y luego vino el último álbum de estudio “Adios amigos”. Para ese álbum escribí dos canciones: “Scattergun” y “Got A Lot To Say”. Fue una competencia dura. Competí con las canciones que habían escrito Joey, Dee Dee y Marky.

¿No escribieron ninguna canción juntos?

Ojalá pudiera haberme centrado más en la composición de canciones, pero simplemente no hubo reuniones, ni ensayos. Lo único que hicimos antes de irnos de gira fue ensayar la lista de temas. Nunca hubo una atmósfera creativa. Solo Joey tuvo siempre sus propias ideas y traté de apoyarlas y ayudar a implementarlas. Se pueden imaginar, lo intimidado que estaba. Me veía de repente ahí sentado con mi ídolo de la juventud y debía intentar escribir una canción.

¿Cómo fue que pasaste a primer plano siendo cantante en algunas canciones?

Cuando probábamos nuevas canciones en la sala de ensayo, a menudo las cantaba. Cuando a Joey le gustaba la forma en que las cantaba, entonces se convertían en mis canciones. Esto devino en que canté tres o cuatro temas en cada disco como “Strength To Endure” en “Mondo Bizarro”. También sé que a Lemmy le gustaba mucho la versión de Motörheads “R.A.M.O.N.E.S” que grabamos. Ese fue un gran cumplido. Siempre canté esa canción en vivo.

Hasta el día de hoy tengo dos tatuajes de bandas: Uno de los Ramones y el otro de Die Toten Hosen

Foto Gregor Fischer

“Hasta el día de hoy tengo dos tatuajes de bandas: Uno de los Ramones y el otro de Die Toten Hosen.“

Entre los Ramones y Die Toten Hosen hubo una relación especial. ¿Cuándo te encontraste con los Die Toten Hosen por primera vez?

Ese encuentro sucedió en mi primera gira con los Ramones en 1991. Tocamos en Tor 3 en Düsseldorf y Campino nos anunció. Los Hosen me impresionaron inmediatamente. Cuando volví a Nueva York me tatué su logo. Hasta el día de hoy tengo dos tatuajes de bandas: Uno de los Ramones y el otro de Die Toten Hosen. Se podría decir que en ese entonces sentí algo así como envidia en Düsseldorf.

¿Por qué?

Die Toten Hosen eran el tipo de banda en la que siempre quise tocar. Me parecían como una pandilla. Evidentemente todos coincidieron en qué dirección tomar y qué cosas harían. Estaban muy concentrados y planearon todo con precisión. Tenían un objetivo común, que ya se sentía por ese entonces. Hablé mucho de eso con Joey. No me sorprendió que se hicieran tan grandes como banda. Y me hace especialmente feliz que hayan llegado a la cima con sus propios términos, sin convertirse en malas personas.

¿Qué hacen ellos diferente a otras bandas?

Pusieron a sus amigos en quienes confiaban en puestos importantes. Otras bandas, que de repente huelen a gran negocio, contratan a algún Manager. Fichan cualquier agencia de Booking. Y buscan que el Crew de las giras sea lo más barato posible. Los Die Toten Hosen cuidan a su gente y hacen que todos se sientan parte. Jonny de Social Distortion, que me acompañó en mi última gira por Europa, me dijo en algún momento del tour: “Éstos muchachos cuidan de su gente ¿no?”. Eso es hasta hoy en día algo que no es habitual en el negocio de la música.

“Éstos muchachos cuidan de su gente ¿no?”. Eso es hasta hoy en día algo que no es habitual en el negocio de la música.

¿Qué tan estrecho fue el contacto entre Nueva York y Düsseldorf en la década del 90?

No podría decir que hablamos todo el tiempo por teléfono o que nos fuimos juntos de vacaciones. Esa no sería la verdad. Pero pasó eso que cuando te encuentras con personas con las que estás en la misma onda y luego te encuentras con ellas de nuevo en algún lugar y es como si el tiempo no hubiera pasado. Cuando nos volvíamos a encontrar, los Die Toten Hosen siempre tenían tiempo para un trago y una charla.

¿Cómo experimentaste a los Hosen como banda en vivo?

Una vez fui a un show con Joey. Joey me dijo: “No hay muchas bandas hoy en día que sean realmente emocionantes en vivo. Die Toten Hosen son parte de eso”. Se puede decir que hasta el día de hoy disfrutan tocando sobre el escenario. Tampoco tendrían razón para tocar en los “Shows del living” pero igualmente lo hacen. Se preocupan por sus fans. Si pudieron mantener eso durante 31 años, entonces se merecen todo lo que tienen. También cambiaron casas para seguir desarrollándose. No muchas bandas lograron hacer eso.

Campino dijo una vez: “En ningún lugar la relación entre Ramones y los Hosen fue más clara que en Sudamérica”.

Sé exactamente lo que él quiso decir. Los Fans allá estaban totalmente locos, teníamos muchos seguidores. Nosotros, al igual que los Hosen después sentimos un agradecimiento especial, habíamos viajado por el mismo camino.

Éramos dos bandas punk que veníamos de las calles y vivíamos bajo el mismo lema: Hazlo tu mismo. No confíes en las radios, en las discográficas, haz todo tu mismo, sé honesto y dale a la gente lo que quiere.

La popularidad de los Ramones no se basó ni por un segundo en ningún concepto de marketing, sino en los muchos años que realizaron giras y shows en vivo.

¿Por qué los Ramones eran tan populares especialmente en Argentina?

¿Esa es la gran pregunta! Tengo varias teorías. La mayorías de los Fans venían de familias de bajos ingresos. Entendieron a los Ramones como una banda callejera que salía de su propio patio. Los Ramones también estaban más dispuestos a ir a Argentina y tocar allí cuando muchas otras bandas internacionales no lo estaban. Y su música simplemente atrae mucho a los jóvenes: la energía, la tensión y las letras. Mientras haya adolescentes en este mundo, habrá fanáticos de los Ramones. Generaciones de adolescentes siempre han venido a nuestros shows. Los padres trajeron a sus hijos. La música que escuchaste cuando eras adolescente, siempre será la más importante.

CJ con David Hidalgo Jr. y Jonny 2 Bags de Social Distortion antes del show en el Esprit Arena.

Foto Gregor Fischer

¿Cómo fue tener de repente ese estatus en un país extranjero como Argentina?

Las primeras veces que fuimos a Argentina hubo situaciones aterradoras. Sobre todo, tuvimos problemas de seguridad porque los fans atropellaron la seguridad. Los fans también irrumpieron varias veces en mi habitación del hotel. Siempre terminaba con un guardia de seguridad frente a mi habitación.

En 1996 se realizó el show de despedida de los Ramones en el estadio de River Plate. Iggy Pop y Die Toten Hosen tocaron como invitados. ¿Qué se te viene a la mente cuando recuerdas ese show?

Fue una gran noche, pero me sentí abrumado por el tamaño del evento. Suena ridículo, pero siempre hago ejercicios de estiramiento antes de subir al escenario. Mientras estiraba, Eddie Vedder de Pearl Jam entró al camarín. Fue en ese momento que hablamos que me di cuenta de que los Ramones estaban llegando a su fin. Todo acabaría muy pronto. Tocar frente a 70.000 personas y tener a Iggy Pop y los Hosen con nosotros, eso fue increíble. Pero a pesar de que era una gran fecha, lo que más sentí fue melancolía y tristeza.

Tenías 23, 24 años cuando te uniste a los Ramones. ¿Cuál es tu conclusión del tiempo transcurrido entre 1989 y 1996?

Han sido siete años muy interesantes. Hemos tocado en todas partes, desde pequeños clubes hasta estadios de fútbol, especialmente en Sudamérica. Fue absolutamente lo mejor que me pasó en la vida. Después de la disolución de los Ramones, estuve de gira con mi banda Los Gusanos durante unos años. Tuvimos shows en Europa y recibimos buenas críticas.

Desapareciste un poco de la escena. ¿Qué pasó después?

Paralelamente a la gira de Los Gusanos formé una familia. Todo cambió para mi el día que le diagnosticaron autismo a mi primer hijo. Rápidamente quedó claro que necesitaba quedarme en casa. Así que dejé las giras. Tuvimos otra hija y me dediqué con todas mis fuerzas a mi familia. Luego, a fines de 1999, llegó la sorprendente solicitud de una banda llamada Metallica.

¿Cómo se pusieron en contacto?

Johnny era gran amigo de Kirk Hammett, ambos coleccionaban posters de películas. Él me llamó y me dijo que Metallica estaba buscando bajista y que me querían a mi. Habíamos estado muy cerca de Metallica en los días con los Ramones, así que me habían visto mucho en vivo. Johnny dijo que no iba a haber ninguna audición formal. Se suponía que solo debía ir para que se aseguraran de que yo también podía tocar sus canciones.

Metallica, una de las bandas más grandes del mundo quería contratarte. ¿Cuál fue tu respuesta?

Le dije a Johnny: “No puedo hacerlo, tengo una responsabilidad con mi familia”. Johnny dijo que tenía que estar loco para dejar pasar semejante oportunidad. Dijo que con el dinero que ganaría podría pagar los mejores tratamientos para mi hijo. Eso aplica para las enfermedades, pero para el autismo no. Uno debe cumplir rutinas estrictas y debe atenerse con exactitud. De todos modos tuve que prometerle a Johnny que volvería a hablar con nuestro médico.

¿Qué te dijo el médico?

Le expliqué que tendría mi propio bus y que un terapeuta y un maestro vendrían con nosotros. Dijo que nuestro hijo debía despertarse cada mañana en la misma cama, ir a la misma escuela, almorzar a la misma hora. Tenemos que cuidarlo y no podemos viajar por el mundo. Llamé a Johnny y le dije: No puedo hacerlo. Diles que me siento honrado por la propuesta. Me encantaría hacerlo, pero me es imposible.

¿Y eso fue todo con Metallica?

Dos meses después Johnny volvió a preguntarme, realmente me querían en la banda. Pero mi decisión fue irrevocable. Las últimas palabras que me dijo Johnny fueron: “CJ, creo que estás loco”.

¿Qué piensas hoy sobre eso?

Por supuesto hubiera sido increíble unirme a una segunda banda legendaria, pero no me arrepiento de mi decisión. Mi hijo, hoy es un joven maravilloso y eso con seguridad no hubiera sido posible si no hubiera hecho lo necesario para que tuviera una vida organizada del modo en el que él necesitaba.

Cuando fuiste parte de los Ramones le dieron a sus discos nombres en español: “Loco Live”, “Mondo Bizarro” o “Adios Amigos” . Tu disco actual se llama “Reconquista”…

Simplemente buscamos buenos nombres. Uno no debe olvidar que el español es la segunda lengua en Nueva York, especialmente en el área de Queens, donde crecí. Todo mi barrio hablaba español, había muchos filipinos y puertorriqueños. Así que crecí escuchando español, al menos puedo entenderlo. Claramente no es una coincidencia que haya nombrado a mi último disco de esa manera.

Lanzaste este disco solista en 2012. Fue financiado con la ayuda de fans de todo el mundo. ¿Cómo suenan tus nuevas canciones?

Creo que a los Ramones les hubieran encantado las canciones que escribí para “Reconquista”. Cuando las tocaba por primera vez me decía a mi mismo: “Escucho la voz de Joey cantando esta canción”. Ojalá hubiera podido escribir canciones como estas en mi tiempo con ellos. El disco pretendió desde el principio ser un homenaje a los Ramones. No es casualidad que por primera vez volví a usar el nombre “CJ Ramone” en este disco.